Mostrando entradas con la etiqueta pyscho. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta pyscho. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de agosto de 2009

Un freak más y seguimos contando...

6 comentarios
Bueno, supe que hubo algunos problemas para comentarme en entradas anteriores. Por suerte Un Mono me avisó y quité la palabra de verificación, que parece que era lo que estaba dando problemas. Espero que ahora ande todo bien.

Continuando con la historia de mis relaciones amorosas (larga historia, qué se le va a hacer) después de Victor me apareció con fuerza el lado de monógama en serie, en términos de que lo reemplace muy rápido por algo que parecía prometer mucho pero que sólo terminó siendo una recaída en mi antiguo estatus de imán de freaks.

Era un chico al que había conocido hacía poco y con quien tuvimos un click inmediato y comenzamos a salir hasta que yo comencé a sospechar que la mitad de las cosas que me decía eran mentira. No tenía pruebas, simplemente como que "tenían gusto a mentira", no sé, había algo en como contaba sus anécdotas que como que olía mal. Era simpático e inteligente y parecía muy interesado en mí, así que fue todo rarísimo. Salimos un par de semana y luego se ausentó una semana por vacaciones (recuerden que era verano) y cuando nos vimos dijo que me había extrañado tanto que le sorprendía (y ahí no tuve la impresión de que mentía). Luego pasó otra semana desaparecido en la que no lo pude contactar. Cuando se reapareció se excusó diciendo que había perdido el celular pero lo había vuelto a encontrar. Yo entonces estaba por iniciar la universidad. La inicié y él se desapareció esta vez por como dos semanas. Entonces lo volví a ver y no recuerdo que excusa idiota me dio, pero no me importó porque con tanta ausencia para mí ya había desaparecido toda la química.

Recuerdo que cuando lo volví a ver tras esas dos semanas en las que literalmente desapareció de la faz de la tierra (de nuevo) no sentí nada cuando me besó. Nos despedimos aquella tarde y medio que intuí que no volveríamos a hablar. Así fue. No nos habríamos vuelto a ver si yo no le hubiese pedido unos CDs (uno de ellos muy preciado para mí) de vuelta. Además, quise ser decente con todo el asunto y traté que conversáramos un día para poner en palabras que el asunto claramente había muerto y que nos separarámos amistosamente (y de paso me devolviera los CDs), pero me dejó plantada. Luego vi que me había borrado de MSN y recibió un mensaje mío medio enojada pidiéndole que por lo menos se apareciera para devolverme los CDs. Creo que era mitómano, pero no ladrón, así que lo hizo. Luego me enteré de algunas de sus mentiras por ahí, y me hicieron bastante sentido, pero ya no me podía importar menos. Sólo fue un capítulo freak de mi vida, que no recordaría si no fuese por mi afán actual de recordar toda mi historia amorosa, incluso sus personajes más freaks o pasajeros.

Y bueno, siendo bien honesta, en parte lo que ayudó a que me afectaran tan poco las mentiras de este sujeto y la forma en que se desapareció de a poco para evitar una "ruptura" como tal, fue que yo acababa de conocer a alguien en la universidad. Pero reservaré esa historia para el siguiente post...

martes, 4 de agosto de 2009

Imán de Freaks

2 comentarios

Después de Osvaldo estuve sola por como 3 meses, aunque admito que con Osvaldo tuvimos varias recaídas. Supongo que siempre sentimos que nos falló el timing, y que nuestra conexión se mantenía en el tiempo pese a todo. Pero entre más tiempo pasaba, por mucho que nos quisiéramos, en cada “recaída” o “reincidencia” se notaba más que la distancia entre ambos crecía y que nuestra oportunidad ya la habíamos perdido. Pero me referiré más sobre eso en otra ocasión.

En ese tiempo me convertí, sin exagerar, en un imán de freaks. No quiero ser despectiva con los hombres a quienes atraía, créanme, no tengo nada en contra de ninguno, ahora recuerdo todo y me da risa. Pero es que, en serio, no sé de qué otra forma describirlos. Eran raros. No raros como que tuvieran algún gusto freaky o inusual, no, eran raros en su comportamiento. Quizás algunos hasta eran medio sicópatas, con conductas que llegaban a rayar en lo patológico.

Yo claramente no era la reina de la normalidad en ese tiempo, y claramente por eso los atraía. A mis 18 años, en un colegio que odiaba donde no me llevaba con casi nadie, y con una crisis familiar galopante que me mantenía en un estado constante de inestabilidad (sentía que cualquier día podía pasar algo terrible, y usualmente era así) yo era un desastre. Había subido de peso pero mi figura curvilínea y la ropa oscura que usaba me ayudaban a verme relativamente bien igual. Siempre me calificaban de sexy. Siempre me sentí más “sexy” que “bonita”, pero no porque yo lo haya elegido, era algo que me dijeron tanto que lo comencé a creer.

Así que supongo que esa imagen medio oscura pero sexy y con muchos problemas de fondo resultaba… ¿atractiva? para algunos. En serio, me tocó de todo. Algunos parecían tan desesperados de afecto y aceptación como yo. Mendigando cariño, como yo le llamaba a mis propias acciones. Uno estuvo a la saga de todo mi grupo de amigas de aquel tiempo (el grupo que se juntaba con él). Y al parecer yo fui la única que atinó a rechazarlo con firmeza desde un primer momento, tras lo cual se lanzó al resto. Y aunque no lo crean, no lo hacía de malo ni de fresco. Simplemente tenía serios issues en ese tiempo. Muy serios. Luego a todas mis amigas (a mí incluida por ser amiga de ellas) les hizo un escándalo en que él era la víctima de tanta mala mujer porque todas lo rechazaron eventualmente (unas se demoraron más que otras). Y escribía cuentos sobre nosotras con nombres muy parecidos a nuestros nombres reales. Sinceramente… creepy.

Otro hizo algo similar, pero sus obsesiones éramos yo y otra amiga. Mi amiga era la que le atraía más en términos romántico/sexuales. Yo, era como con la que él “querría estar” idealmente (pero no quería). Era su amiga, era taaaan buena persona, pero cada cierto tiempo me decía cosas románticas (cada vez que con la otra no le resultaba). Y también se las dio de víctima de ambas cuando las dos nos dimos cuenta que estaba tratando de quedarse sin pan ni pedazo. Si no le resultaba con una, a ver si le salía con la otra. Pero yo siempre era la segunda opción. Pero recuerdo que cuando discutíamos, parecía pelea de amantes. Me sacaba cosas horribles en cara que no venían a lugar, y luego se disculpaba casi al borde de las lágrimas. Hasta que lo bloqueé de MSN para siempre y no le volví a hablar.

Entre medio de este par de casos emblemáticos hubo otros que no mencionaré porque sería demasiado extenso. De todos modos no me dejaron ningun daño sicológico ni emocional muy grave, solo una gran expresión de "What the fuck?" en mi rostro, un dato anecdótico en mi historia. Y luego conocí a Víctor...